ALEBRIJES EN CUADRATINES / EL MESÍAS POLÍTICO TABASQUEÑO
Alebrijes en cuadratines
El mesías político tabasqueño
Adrián Chavarría Espinosa
Sin duda Andrés Manuel López Obrador ya considera como una realidad que “la tercera es la vencida”, por lo cual ya se siente como el Presidente de la República para el periodo 2018-2024, pero ahora con el plus de que ya no solo se cree sino que actúa como un mesías político.
Esto porque se siente como el político más impoluto –por lo menos en México– y que su partido, Morena, es la redentora de todos aquellos que han militado en otros partidos, donde su comportamiento ha sido negativo para el pueblo; así, cuando deciden “rectificar” e ingresar a Morena, automáticamente se purifican y quedan borrados sus actos corruptos para transformarse en paladines listos para representar lo mejor en términos políticos.
Para poner en contexto estas afirmaciones debe recordarse que cuando López Obrador presentó, a través de un video en Facebook a Octavio Romero Oropeza, como el candidato a presidente municipal de Centro, Tabasco, también dio la bienvenida a Evaristo Hernández Cruz.
¿Quién es Evaristo Hernández Cruz? Pues ni más ni menos que el candidato del PRI en las elecciones del pasado 7 de junio al mismo cargo de elección popular, proceso electoral anulado cuando los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación comprobaron graves irregularidades en el manejo de paquetes electorales, falta de documentación y contradicciones de resultados de actas de escrutinio y cómputo que afectaron el principio constitucional de certeza y legalidad e impidieron conocer la veracidad de los resultados.
Debe tenerse presente que en la anterior campaña electoral López Obrador calificó a Hernández Cruz como un político corrupto, pero al abandonar al partido tricolor e ingresar a Morena ahora está limpio y puro, listo para ingresar al paraíso prometido por el “mesías”.
Textualmente dijo quien ya fuera dos veces candidato presidencial: “Evaristo ha tomado la decisión de sumarse a esta lucha y eso lo exonera, todo el que está en el PRI y decide pasarse a Morena y se arrepiente de todo lo que pudo haber hecho mal, nosotros pensamos que se debe perdonar”.
Por ello, insistió, que al ingresar a su partido sus pecados han sido perdonados: “Porque no somos nosotros nadie para impedir que la gente rectifique, está perdonado ya y al momento que sale del PRI se limpió”.
Así, entonces, sin ningún otro proceso de juicio, simplemente con su decisión personal, López Obrador puede decidir quién es buen o mal político, pero con la premisa de que él y los suyos son los buenos y los demás opositores, sin importar en qué partido político milite son los malos, los que perjudican a México y a sus habitantes.
Pero, entonces ¿quién puede cuestionarlo a él, a su movimiento o a sus acciones?
Esa es una pregunta difícil de responder y, aún más, por su mesianismo difícilmente aceptaría que se le aplicara algún tipo de enjuiciamiento porque simplemente ellos no son los “malos”.
Este tipo de actitudes me recuerdan lo que ha sucedido y sucede en Venezuela, donde ya fuera Hugo Chávez o Nicolás Maduro, nadie puede cuestionarle sus acciones ni sus decisiones porque ellos dicen actuar correctamente sin darse cuenta de cómo perjudican a su nación y a sus habitantes, al grado de que ya viven una grave crisis económica.
Tampoco debe omitirse que en reiteradas ocasiones Maduro ha expresado que ni por las buenas ni por las malas permitirá que la oposición política asuma el poder, con lo cual ignoraría la decisión ciudadana expresada en las urnas.
Por todo ello, debe tenerse muy presente qué sucedería si es que, finalmente, se le hace a López Obrador que gane en su tercera oportunidad, para lo cual ya trabaja y se asume como la única imagen de Morena para ser promocionada en los espacios propagandísticos de los medios electrónicos.
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