ColumnaEconomía y finanzas

Maullidos Urbanos: Definir lujo y oropel

Gato de Barrio

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Dentro de la polémica sobre la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), es evidente que tanto el presidente electo Andrés Manuel López Obrador como el grupo de colaboradores cercanos consideran que no resultará viable su propuesta de transformar las instalaciones militares de la base aérea de Santa Lucía, en Tecámac, en un segundo aeropuerto para el Valle de México.

            Por ello insisten en acelerar la respuesta de los especialistas, como el Colegio de Ingenieros a quienes les dieron un plazo de quince días para emitir su evaluación entre Santa Lucía y las instalaciones que se edifican en el exlago de Texcoco.

            De esta forma Javier Jiménez Espriú, propuesto como próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, ya anticipó qué si finalmente se acepta que continúe la construcción del proyecto vigente, se revisará la obra para quitarle presuntos lujos innecesarios para hacerlo digno, funcional, correcto y austero.

            Dijo: “Vamos a revisar todo para quitarle oropel, boato, lujos, etcétera. Ya oyeron que cuando se planteó esta opción el propio ingeniero Carlos Slim dijo: si cambiamos a insumos nacionales ahorramos mil millones de dólares, pero otra gente me comentó: creo que podemos ahorrar hasta dos mil millones de dólares (de los 13 mil 300 millones de dólares presupuestados), es lo que estamos viendo”.

            Consideró acerca del tipo de lujos que podrían evitar, por el momento comentó que podrían ser en el edificio terminal, el cual registra un avance global de 3.8%, porque su estructura es muy compleja y sus pisos, en lugar de importarse se pueden fabricar en México.

            Sin embargo, considero necesario que Jiménez Espriú debería definir qué considera como lujo y oropel, porque es necesario pensar en incluir sí los mejores materiales, pero también los servicios de la mayor calidad posible. No se trata de edificar un tipo de central camionera de tercera clase, sino un sitio donde se reciba y se despida tanto al turismo nacional e internacional, como a quienes vienen a desarrollar negocios en nuestro país.

            Entonces ellos deben ser atendidos de forma cómoda, con los mejores servicios posibles, con instalaciones funcionales y de primera calidad, razón por la cual el futuro funcionario federal debería definir sus conceptos de lujo y oropel.

            Consideró que quienes encabezarán el próximo gobierno federal deberán aceptar que para definir el futuro del NAIM, deben pensar a largo plazo, no solamente en lo inmediato.

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