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REQUIEREN COMUNIDADES INDÍGENAS PROMOCIÓN DE SUS EXPRESIONES CULTURALES LEGÍTIMAS

  • A diferencia de hace cincuenta años, los indígenas de ahora exigen interlocución y participación activa, ya no desde lo que dicta el Estado sino a partir de lo que se decide en sus comunidades y regiones.

 

Es necesario promover las expresiones culturales de los grupos indígenas de una manera más incluyente y legítima, y dejar a un lado la política meramente asistencial e impositiva, en un ejercicio de control cultural externo que acentúa los procesos de dominación y marginación de estos grupos, coartándoles su derecho a tomar decisiones y a trazar un proyecto propio de desarrollo.

Así lo consideraron las académicas universitarias Sandra Ivett Cruz Pérez y Ana Aurora Maldonado Reyes, al dictar la Conferencia “Diseño de estrategias para la promoción de las culturas indígenas”, marco en el cual señalaron que en un país multicultural y de marcadas desigualdades sociales, se hace inevitable el diseño de estrategias que promuevan el desarrollo de los grupos que históricamente han padecido marginación y rezago.

Dieron a conocer una propuesta de promoción de las manifestaciones culturales indígenas que tiene que ver con la autogestión y la participación activa de los indígenas para alcanzar su propio desarrollo, buscando que el rescate de las culturas indígenas se dé desde al interior de las mismas y no sólo mediante acciones externas como la promoción turística.

Lo anterior, puntualizaron, bajo el supuesto de que el rescate y revalorización de las culturas indígenas debe ocurrir en primera instancia, en el interior de los grupos que las producen y generan, para después extender su promoción hacia ámbitos sociales externos.

Abundaron que esta idea parte de la teoría del “control cultural”, que Bonfil Batalla asume como el sistema según el cual se ejerce la capacidad social de decisión sobre los elementos culturales; por ejemplo, tierra, materias primas, fuentes de energía, herramientas, productos naturales y manufacturados, etc.

También incluye, explicaron, la organización: formas de relación social sistematizadas para la participación de los miembros de un grupo; de conocimiento: experiencias asimiladas y sistematizadas trasmitidas de una generación a otra; simbólicos: códigos que permiten la comunicación, y emotivos: creencias y valores. De forma que cualquier acción supone una decisión y la puesta en operación de elementos culturales específicos, adecuados a la naturaleza y al propósito de cada situación.

Sandra Ivett Cruz Pérez y Ana Aurora Maldonado Reyes manifestaron que a diferencia de hace cincuenta años, los indígenas de ahora exigen interlocución y participación activa, ya no desde lo que dicta el Estado sino a partir de lo que se decide en sus comunidades y regiones.

Concluyeron que la autogestión de su propio desarrollo (económico, político, social, cultural, etc.) otorgaría al Estado, a sus instituciones y a los gestores culturales externos un papel de asesores y facilitadores de recursos para lograr el proyecto y los ideales trazados desde el interior de las comunidades indígenas.

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