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Maullidos Urbanos / Aburto y las aspirantes

 

Gato de Barrio

gatodebarrio@yahoo.com.mx

Gracias a un posible amparo, Mario Aburto podría salir de prisión en marzo del próximo año, cuando se cumplan treinta años de haber asesinado de dos tiros a Luis Donaldo Colosio, entonces candidato del PRI a la presidencia de la república, al término de un evento político en Lomas Taurinas, la colonia Lomas Taurinas de Tijuana.

De acuerdo a lo informado, un tribunal colegiado invalidó la condena de 45 años que recibió, y ordenó se le dicte otra sentencia por homicidio, pero debe estar acorde al Código Penal de Baja California, el cual en 1994 establecía una pena de cárcel de 16 a 30 años, cuando al magnicida recibió una sentencia de 45 años, según el Código Penal Federal.

De esta forma, en caso de que en la nueva sentencia se le aplique el mayor castigo, que sería de 30 años, entonces Aburto –quien el pasado 3 de octubre cumplió 53 años de edad–, en cerca de seis meses saldría del penal de máxima seguridad de El Altiplano, en el Estado de México, donde ha permanecido preso todo este tiempo.

En caso de obtener su libertad y a pesar de ser relativamente joven, resultará difícil saber cuál será su futuro y de qué y cómo va a sobrevivir, a menos que aproveche su relativa fama para explotar mediáticamente lo sucedido en 1984, pero sin duda él ya ha quedado marcado por el resto de su vida.

Sin embargo, este caso debe servir para reflexionar sobre el hecho de que Andrés Manuel López Obrador haya ofrecido seguridad con militares a las hasta el momento dos aspirantes a la candidatura a la presidencia de la república, Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum, para que las protejan en sus actuales actividades proselitistas en todo el país.

Si bien ambas políticas han aceptado la protecciòn, aunque bajo ciertas condiciones que son más de tipo populista –que no las limiten en su acercamiento con sus seguidores y sea una vigilancia discreta, por ejemplo–, lo real es que se requerirá el riguroso cumplimiento de todos los protocolos de seguridad, a fin de evitar cualquier desagradable sorpresa.

Recuérdese que a Colosio lo protegían elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP), pero se le permitieron ciertas libertades las cuales condujeron al atentado mortal.

 (Por cierto, cada que se le presenta la oportunidad, López Obrador critica la existencia del Estado Mayor Presidencial, al afirmar que cerca de ocho mil soldados se dedicaban a cuidar al presidente, lo cual es falso, ya que además ofrecía respaldo a otros funcionarios con funciones riesgosas y a visitantes extranjeros; también desarrollaba funciones de logística para preparar las giras presidenciales y evitar situaciones riesgosas y aplicar protocolos de seguridad, para evitar hechos como el del pasado sábado, cuando durante la visita del político tabasqueño por Uxmal. se suscitó un connato de incendio que, afortunadamente, no tuvo mayores consecuencias.)

Además, no puede descartarse que ante el clima de polarización política y social, a alguien se le ocurra, ya sea para quedar bien con correligionarios, con algún político o tan solo por llamar la atención, intentar algún tipo de atentado que genere mayores conflictos que empañen el proceso electoral del próximo año.

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