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Maullidos Urbanos / Segunda vuelta electoral (1)

Gato de Barrio /

gatodebarrio@yahoo.com.mx /

Además de las confrontaciones verbales entre los tres aspirantes a la presidencia de la república, también ha llamado la atención la polémica acerca de si los candidatos opositores deberían declinar en favor de un adversario para, presuntamente, impedir el triunfo de Claudia Sheinbaum, la abanderada de la alianza Morena con los partidos Verde y del Trabajo.

Fue Luis Donaldo Colosio Rioja, presidente municipal de Monterrey con licencia y aspirante al senado por Movimiento Ciudadano por Nuevo León, quien inició el debate al exhortar tanto a su correligionario Jorge Álvarez Máynez como a Xóchitl Gálvez, analizar la conveniencia de que uno de ellos –sin precisar quién–, respaldara la campaña del otro.

Después se sumó Alejandro Moreno quien le propuso a Álvarez Máynez declinar y a cambio, el exgobernador de Campeche renunciaría tanto a la dirigencia nacional del PRI como a su candidatura plurinominal al Senado, lo cual simplemente recibió una burla como respuesta.

Las declinaciones no son nuevas. Una relevante fue la de 1988, cuando Heberto Castillo lo hizo en favor de Cuauhtémoc Cárdenas, entonces candidato de la Corriente Democrática. Pero en un futuro podrían evitarse este tipo de polémicas si se implantara la segunda vuelta electoral, al menos en las elecciones presidenciales, aunque podría extenderse a las de gobernadores, senadores, diputados federales y locales, así como a presidencias municipales.

En resumen, la segunda vuelta consiste en que cuando participan más de dos candidatos sin alcanzar la mayoría absoluta o un mínimo de votos preestablecido, que podría ser el 50% o 51% de votos emitidos. En caso de que alguno de los postulados supere esa cifra, entonces se cancela automáticamente el mecanismo también llamado balotaje.

Su propósito es proporcionar al candidato ganador una mayor representatividad y legitimidad política y social, además de dificultar el triunfo de ciertos candidatos o partidos políticos. Así se eliminan a los políticos con menor respaldo en las urnas, por lo que quienes votaron por ellos, entonces deberán redirigir su sufragio por alguno de los dos finalistas.

Entonces, en el actual proceso electoral y más allá de simpatías o antipatías, el ganador de la segunda vuelta sería definido por los ciudadanos a través de su voto.

Para mañana, ofreceré un breve recuento de las naciones donde se práctica el balotaje para que usted analice cómo ha funcionado este sistema y concluya si podría resultar conveniente aplicarlo para México y reformar su sistema electoral vigente.

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