LOS PADRES DE FAMILIA DEBEN INCULCAR DERECHOS HUMANOS A NUEVAS GENERACIONES
Deben transmitir el respeto: Virgilio Ruiz
filósofo y jurista, colaborador de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, lamentó que hoy en día se ha perdido el respeto a las personas.
Toluca, México, 10 de junio de 2015.- Los derechos humanos deben inculcarse desde los primeros años de vida a las nuevas generaciones, partiendo de valores como el amor, la libertad y sobre todo, el respeto a la persona, para que desde pequeños los aprendan y hagan valer, expresó Virgilio Ruiz Rodríguez.
El filósofo y jurista, colaborador de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, lamentó que hoy en día se ha perdido el respeto a las personas, lo que conlleva a la violación de los derechos humanos, de ahí la relevancia de que cada uno se conozca para que entienda las necesidades del otro, de lo contrario, no le importará afectar a los demás.
La dignidad humana radica en el ser, no en la apariencia ni en el tener, subrayó, y bajo esa premisa tanto el pobre como el rico, el hombre y la mujer, tienen la misma dignidad y merecen respeto, porque valen lo mismo.
Explicó que el cumplimiento de un deber es una exigencia del derecho de todos. Por eso, al ejercicio de un derecho corresponde un deber o una obligación, para matizar la relación derecho-deber, aunque a veces se olvida este último, a pesar de que es la esencia para la protección de los derechos humanos.
Reiteró que es fundamental la educación dentro de la familia, porque los padres transmiten a los hijos no sólo palabras sino hechos, y en ese sentido, deben inculcar ver a los otros no como extraños o enemigos, sino como prójimo
A la par, deben fomentar el cumplimiento de las leyes, pues si no se obedecen las normas tampoco habrá orden ni paz, es decir, existe una cadena de responsabilidades que debe asumirse para alcanzar la libertad de buscar el bien.
Ruiz Rodríguez enfatizó que se debe tener una convivencia y coexistencia al nivel de seres humanos, no de animales, por eso invitó a ser conscientes del respeto que merece cada persona, empezando por uno mismo.