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AVANCE SIGNIFICATIVO DE LA INCORPORACIÓN DE MUJERES A LA ACTIVIDAD ECONÓMICA

 

  • Se incorporan a la PEA como maestras, empleadas, dependientas, enfermeras, obreras y trabajadoras domésticas; además, incursionan en actividades consideradas como masculinas, participando como empresarias y generando fuentes de empleo.

 

Competir con nichos de mercado que actualmente son dominados por varones, además de conocer y aprovechar diversos mecanismos y programas de apoyo para el desarrollo empresarial, son algunas de las recomendaciones para las mujeres exitosas, señaló la especialista de la Universidad Autónoma del Estado de México, Delia Esperanza García Vences, quien destacó que para las mujeres empresarias el reto es mayor, debido a que tienen que afrontar la falta de estímulos que pueden ayudar a sobrevivir y prosperar en sus empresas o negocios.

Al dictar la conferencia “La crisis: realidad, oportunidad o reto de la actividad empresarial femenina en México”, la experta universitaria destacó que tener una empresa que opere de manera estable y que sea rentable, así como iniciar o migrar hacia actividades que no sean típicamente femeninas o armonizar los horarios y demandas de la vida personal, más las exigencias familiares con las necesidades de la empresas, son retos que enfrentan principalmente las mujeres.

            Reconoció que la incorporación de las mujeres a la actividad económicamente activa en México ha registrado un avance significativo a partir de la década de los setenta, incorporándose como parte de la Población Económicamente Activa (PEA), laborando como maestras, empleadas, dependientas, enfermeras, obreras y trabajadoras domésticas; además, han incursionado en actividades consideradas como masculinas, participando como empresarias y generando fuentes de empleo.

            La profesora e investigadora de tiempo completo abundó que las mujeres de empresa, en términos generales, no ingresan como asalariadas a cualquier empleo sino que se plantean como objetivo específico ser propietarias y administrar su propia empresa, así como crear su propia fuente de empleo, a fin de generar recursos para sí mismas y para el hogar del que forma parte, además de abrir la posibilidad de generar fuentes de empleo para otras familias.

Subrayó que la actividad empresarial ha tenido cambios importantes en las recientes tres décadas, en términos de la composición de la Población Económicamente Activa (PEA) empresarial por género; para 1970, 20.97 por ciento de ésta era compuesta por mujeres, mostrando un drástico descenso en 1990, donde las mujeres representaron solamente 16.32 por ciento.

Con relación a la composición por género en el total de la PEA, para 1970 las mujeres representaron 19.04 por ciento, es decir, ligeramente inferior al de las empresarias. Para 1990 este porcentaje se incrementó y las mujeres representaron 23.59 por ciento del total de la PEA.

Delia Esperanza García Vences sostuvo que en los recientes 30 años, la participación de la PEA en actividades empresariales en México registró importantes modificaciones entre 1970 y 2000. En el sector manufacturero se puede observar que este decremento siguió y para el año 2000 la participación representó solamente 15.36 por ciento.

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