LOS ESTEREOTIPOS TAMBIÉN PUEDEN SER VIOLENCIA CONTRA LA MUJER: DERECHOS HUMANOS
- Deben cambiarse los patrones para lograr una convivencia sana
Toluca, México.- Los estereotipos de mujeres son una forma de generar violencia, que les afecta física y moralmente, y las lleva a perder seguridad en sí mismas, pues los demás las prejuzgan sin argumentos, aseguró la Secretaria Ejecutiva de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, Ana Guadalupe Pozo Colón.
Explicó que las etiquetas y las modas son impuestas por la sociedad, y a través de ellas se cataloga a determinado grupo de personas, por el solo hecho de pertenecer a un género, a una etnia, raza o religión; por ejemplo dijo, actualmente existe un culto a la delgadez y la belleza difundida en los medios de comunicación, sobre todo en televisión, donde se asocia a la mujer con el cuerpo y propicia daño en la salud de muchas de ellas al querer seguir esos esquemas.
A nivel mundial recordó, existen patrones que relacionan al hombre con la fortaleza y con no mostrar sus emociones, lo describen poderoso y proveedor de la familia, el problema agregó, es que las personas se lo creen y asumen dichos roles, afectando su autoestima.
La secretaria ejecutiva, lamentó que pocas veces se reconozca que la mujer puede ser una extraordinaria ama de casa y madre de familia, y al mismo tiempo, una profesionista que puede desempeñarse en cualquier ámbito.
Por lo general expresó, se cataloga de manera negativa a las personas, a pesar de que debería resaltarse su compromiso y la responsabilidad cuando inician algún proyecto, aunado a la capacidad y habilidad para resolver cualquier problema.
Aseguró que para tener una autoestima alta, se debe reconocer el potencial y capacidad de cada persona, además de poner límites, tener objetivos claros por sencillos que sean, ser responsables, asumir compromisos; y aceptarse cada uno como es, pues la diferencia entre unos y otros, nos hace más valiosos para la sociedad.
Pozo Colón también sugirió tener pensamientos positivos, ya que esto se refleja en la forma de ser cotidiana; rodearse de personas sanas moralmente porque no hay peor enfermedad que la del alma; practicar el agradecimiento; tener conciencia del éxito, reconocerse a sí mismo y aplaudirse; así como saber perdonar, pues lo difícil no es cometer errores sino permanecer en ellos, apuntó.