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Alebrijes en Cuadratines: Morena y la política

 

Adrián Chavarría Espinosa

 

A la política se le asignan muchas definiciones como, por ejemplo, una forma de actuar o de pensar, actitudes ante diversas situaciones sociales, así como a la forma de relacionarse e interactuar con diversas formas de pensar, incluso antagónicas, para entre todos lograr acuerdos que beneficien a la mayoría.

            Incluso dentro de las relaciones entre diversas formas de pensamiento, se le otorga una connotación de enfrentamiento, donde el vencedor es quien logra desarrollar y aplicar sus principios de manera más efectiva. Por ello, se dice que la política es como el golf: gana quien menos golpe aplica. También recordar esa definición de que la política consiste en comer suciedad sin hacer gestos.

            En fin, de política existen infinidad de tratados, acepciones y aplicaciones, siendo los partidos quienes deberían –por lo menos en el papel‑, lograr los mejores acuerdos donde si bien los beneficios inicialmente serían particularmente para ellos, en general deberían ser para todos los integrantes de la sociedad.

            Por ello, en ocasiones resulta difícil entender cómo corrientes ideológicas normalmente contrarias logran acuerdos. Serían los casos más representativos alianzas entre los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática, quienes mantienen posturas diametralmente opuestas en temas como el aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo, lográndose en ocasiones acuerdos, gracias a sus concertaciones políticas.

            Para otros, en cambio, el término “política” les resulta desagradable y hasta le atribuyen connotaciones negativas, ofensivas y hasta groseras, pero eso no resulta inconveniente ni tampoco niega su existencia. En fin, se podría resumir que la política es el arte de negociar, donde se cede en ciertos puntos para lograr avanzar en otros de mayor interés, con el propósito de alcanzar sus objetivos particulares.

            Sin embargo, existe un partido de reciente registro que no parece interesado en negociar sino en imponer sus puntos de vista, sin ceder en lo que consideran sus principios. Me refiero al Movimiento de Regeneración Nacional, conocido más popularmente por su acrónimo de Morena, cuyo principal líder es Andrés Manuel López Obrador.

            Nadie discute que a pesar de su breve existencia han logrado tener presencia en algunos puntos del país, principalmente la zona centro –Distrito Federal y Estado de México‑, así como en Puebla, Veracruz y Tabasco, pero mucho menor en el resto de las entidades; en resumen, Morena alcanzó el 8.37% de la votación nacional, al ganar 14 distritos electorales.

            Donde tuvo los resultados más favorables fue en el Distrito Federal, al ganar 20 de 40 diputaciones de mayoría en la Asamblea Legislativa (ALDF), colocándose como la primera minoría, así como en cinco de las 16 delegaciones: Cuauhtémoc, Tlalpan, Azcapotzalco, Xochimilco y Tláhuac.

            Sin embargo y de acuerdo a la forma de pensar de su máximo dirigente, Morena no está dispuesta a negociar sino que quiere imponer. Por ello, al momento de organizar la distribución de las comisiones y comités en la Asamblea Legislativa, no se les asignó las que demandaban, no tanto en cantidad sino en calidad, ya que solicitaban el 30% de con base en el principio de proporcionalidad que le dan sus 20 diputados.

            De esta forma, El PAN y el PRI, con dieciocho diputados respectivamente, fueron los más beneficiados en esta repartición, pues encabezarán comisiones consideradas “triple A” que en otras legislaturas no tuvieron, según el acuerdo aprobado con el consenso de nueve partidos, donde Morena fue el único que se mantuvo aislado.

            Si bien Morena es la primera minoría, la suma de las demás genera la gran mayoría, simple razón para entrar en negociaciones políticas a fin de hacer valer su peso alcanzado en las urnas.

            La verdad es que la inconformidad de Morena es por haber logrado alcanzar ninguna de las comisiones consideradas importantes y, además varias de las asignadas fueron de reciente creación, lo que va contra su idea de austeridad y al eliminar las calificadas de innecesarias. Por ello no aceptaron esas responsabilidades y anunciaron que se ampararan ante el Tribunal de lo Contencioso y Administrativo.

            Además, anunciaron que organizarán actos de protesta en contra del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera Espinoza, a quien acusan de ser el promotor de marginación. Pero mientras se atiende la queja por los tribunales, el trabajo legislativo debe proseguir. Ante ello, quienes quedaron de vicepresidentes de las comisiones y comités asignados a Morena podrían asumirán la titularidad.

            Entonces, en este caso, creo que a Morena le faltó habilidad y tacto político para lograr sus propósitos; si hubiera entrado en las negociaciones antes que buscar imponer sus condiciones, probablemente hubiera alcanzado mejores resultados, quizá no al 100% de todas sus demandas, pero sí varias de las clasificadas como mejores.

            De no cambiar su actitud y su “política”, Morena tendrá varios reveses y, lo peor, es que generará conflictos en la ciudad de México, donde los finalmente perjudicados serán sus habitantes, los menos responsables de las ambiciones políticas de López Obrador y sus seguidores.

Para comentarios está a su disposición el correo ache57@yahoo.com.mx

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