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EXTERMINAR A LOS "DIABLITOS"; ALEBRIJES EN CUADRATINES

 

Adrián Chavarría Espinosa

Dentro del maremágnum informativo generado tanto por el Mundial de futbol como por las polémicas legislativas de las leyes secundarias político electorales, considero pasó inadvertida una disposición para imponer penas económicas severísimas a quienes mediante el uso de los llamados diablitos, consuman energía eléctrica en forma clandestina.

            De acuerdo con el dictamen de las leyes secundarias de la reforma energética, se propone sancionar hasta con tres veces el monto del consumo no pagado y, para los reincidentes, se multiplicaría hasta por nueve, además de que se les dará de baja en el servicio y, para quienes alteren las instalaciones se les aplicaría multas de diez mil a 50 mil pesos.

            De acuerdo a la propuesta de Ley de Energía Eléctrica y la Ley de Geotermia, también se proyectan multas de entre 50 mil y hasta 200 mil días de salario mínimo, para quienes no permitan el paso a los inspectores para la revisión de los aparatos medidores.

            Sin duda sólo aquellos acostumbrados al uso de los diablitos y de quienes acostumbran hacer trampa para evitar el pago del consumo de energía eléctrica serían los únicos inconformes con estas nuevas medidas, ya que quienes sí cubrimos el correspondiente gasto desearíamos que todos fueran igual de cumplidores.

            Debo reconocer que lamentablemente por parte de la Comisión Federal de Electricidad existen fallos y envían recibos con cifras desmesuradas, que en realidad no reflejan el consumo de energía en las casas y, lo peor, para iniciar las averiguaciones correspondientes se solicita al cliente primero cubra lo señalado, de lo cual en ocasiones no pueden hacerlo por falta de recursos.

            Me recuerda al viejo dicho revolucionario de “primero matan y después averiguan”. Pero fuera de eso considero que esas medidas deben aplicarse con todo rigor, sin quedar como tantos otros ordenamientos, como letra muerta en los papeles y documentos oficiales.

            Normalmente se podría pensar que las personas que se cuelgan del servicio eléctrico en forma ilegal serían de colonias populares, aquellos barrios de gente con menores recursos económicos, a quienes ahora se les ha dado en llamar como socialmente vulnerables, que son tan pobres que ni siquiera tienen dinero para comida.

            Pero eso es falso, ya que en zonas consideradas como residenciales medias existen muchas casas habitación que no pagan por el consumo eléctrico. Esas viviendas las tenían muy bien identificadas los trabajadores de la desaparecida Luz y Fuerza del Centro, que cuando necesitaban dinero para sus gastos personales, llegaba a cortar los diablitos.

            De inmediato salían las personas “afectadas” para ver qué había sucedido, argumentaban errores, que aún no se formalizaba el contrato, que no conectaban el medidor, pero los entonces electricistas se hacían los dignos, que cumplían con su deber y tras una breve negociación, aceptaban algunos cientos de pesos –según el sapo era la pedrada‑, para reinstalar el diablito y todos conformes.

            Lo peor de todo es que las autoridades de Luz y Fuerza conocían y permitían estas actividades, mismas que con la desaparición de esa empresa y su sustitución por la Comisión Federal de Electricidad, se espera hayan desaparecido definitivamente.

            Entonces, la propuesta es que se aplique esta ley y, además, se incluya a los malos empleados que alientan el uso de diablitos para su beneficio personal.

            Y una última idea: antes de aplicar las elevadas multas, dar un tiempo perentorio para que las personas con diablitos en sus casas, se regularicen y sean consumidores formales. En caso de que se cumpla ese lapso y se mantengan en la irregularidad, entonces si aplicar las sanciones a fin de evitar pretextos de represión o de actitudes autoritarias, ya que existió la oportunidad de regularizarse y no la aprovecharon.

Para comentarios ache57@yahoo.com.mx

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