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Maullidos Urbanos: Tren Maya, nuevo proyecto sexenal

Gato de Barrio

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A menos de tres meses de que asuma la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador alienta lo que se espera será una de sus obras más representativas de su ya inminente administración: el Tren Maya.

            En Palenque, Chiapas, el presidente electo se reunión con el gobernador en funciones de esa entidad, Manuel Velasco; así como con los mandatarios Alejandro Moreno, de Campeche; Arturo Núñez, de Tabasco; y Carlos Joaquín González, de Quintana Roo; así como los electos Adán Augusto López, de Tabasco; y Rutilio Escandón, de Chiapas.

            López Obrador manifestó que se espera que en unos tres o cuatro años arranque operaciones el Tren Maya y, para concretarlo, serán invertidos entre 120 mil y 150 mil millones de pesos, con una inversión mixta, donde se proyecta en una inversión privada mexicana y extranjera, con preferencia en inversión nacional.

            Puntualizó que se les van a presentar el programa de obra, que va darle seguimiento a este programa integral, “voy a estar muy pendiente de que no se atrase, voy a estar en la supervisión constante y vamos a tenerlo lo más pronto posible”, subrayó el presidente electo.

            Este proyecto comprende que su tramo de la Riviera Maya será el más atractivo en un inicio, ante su alta actividad turística, con una estimación de hasta tres millones de pasajeros; mientras que la viabilidad económica en el tramo que va de Calakmul a Palenque está contemplada a mediano y largo plazo.

            Finalmente el político tabasqueño anticipó que a mediano o largo plazo, se contemplaría la posibilidad de conectar la nueva carretera del Istmo, que correría de Coatzacoalcos a Salina Cruz, con Palenque para incrementar el flujo de pasajeros y de mercancías desde ambos puertos hacia el Tren Maya.

            Sin duda el proyecto resulta atractivo aunque existen varios peros. Entre ellos que no se han mencionado estudios sobre el posible impacto ambiental así como probables afectaciones a zonas arqueológicas y otros cuestionamientos, muchos de ellos aplicados al proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco.

            En ambos casos debería establecerse el mismo rasero, no porque el aeropuerto por ser una iniciativa de gobiernos adversarios sea descalificado e, incluso, sometido a presuntas consultas pública a pesar de que las opiniones especializadas lo avalan y, por otro, se dé luz verde sin mayores complicaciones a otro nada más por ser impulsado por el presidente electo.s

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