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Alebrijes en Cuadratines _ Crisis en partidos políticos

Adrián Chavarría Espinosa

ache57@yahoo.com.mx

Tras el proceso electoral del pasado 1 de julio, el panorama político en México se reconfiguró, donde Morena se ubicó como la principal fuerza política, mientras que el Partido del Trabajo se colgó como parte de la coalición Juntos Haremos Historia, con lo cual superó el riesgo de perder el registro, mientras que al Partido Encuentro Social no le funcionó esa unión y sin lograrse mantenerse como un partido válido.

            En el caso de los partidos calificados como tradicionales, que en algún momento de la historia del país han detentado, en mayor o menor medida, con algún tipo de poder o gobierno de importancia, ya sea la presidencia de la república, en los gobiernos estatales, como mayoría en el congreso federal o en los locales, resultaron ser los perdedores.

            Me refiero en concreto a los partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática, ya que otros como Movimiento Ciudadano lograron tener algunas victorias que evitaron enfrentar una derrota absoluta o, en el caso del Partido Verde Ecologista de México, quien ante los fracasos de sus aliados ya cambió de bando y ahora anunció que respaldará a Morena en todos sus futuros proyectos.

            Debe recordarse que el Verde integró la alianza Todos por México junto con el PRI y Nueva Alianza, tal como sucedió antes cuando se mantuvo coaligado con el PAN en sus momentos de victoria, pero al perder se alió con el entonces partido ganador, el PRI: es decir que se mantiene en alianza con quién más le conviene más por interés que por convicciones con quienes estén dispuestos a compartirles parte del poder.

            Los demás partidos, ahora de oposición han entrado en crisis que, en mayor o menor grado ponen en riesgo su futuro.

            Por ejemplo, en el PRD, quienes continuaban en sus filas tras la salida de aquellos que prefirieron seguir a López Obrador en Morena, ahora analizan qué hacer: si se quedan con el mismo nombre y estructura o deciden mejor realizar una transformación a fondo para cambiarle hasta la denominación.

            Sin duda el partido del Sol Azteca fue quien perdió más, al grado de que en el senado apenas tiene cinco representantes y de darse una deserción y renuncie uno de ellos, entonces perdería los beneficios de ser una fracción política. Con ellos se debe esperar a ver qué conclusiones llegan en sus diferentes reuniones y congresos para poder anticipar lo que les depararía el futuro,

            En el caso del PAN, aunque aparentemente se mantiene unido, sus problemas interiores iniciaron desde que Ricardo Anaya se apoderó del partido, primero para colocarse como candidato presidencial y, después, al establecer la alianza Por México al Frente, con el PRD y Movimiento Ciudadano.

            Para alcanzar su candidatura presidencial anuló un posible proceso interno de selección con lo cual marginó a Margarita Zavala, quien prefirió mejor postularse como candidata independiente, aunque no tuvo el respaldo esperado y finalmente decidió cancelar su campaña y no llegar a la jornada electoral.

            En días pasados se desarrolló el proceso para elegir al nuevo presidente nacional, donde el ganador fue el exdiputado Marko Cortés, resultado que en lugar de generar unidad provocó una mayor división, donde lo más destacado fue la renuncia al partido del expresidente Felipe Calderón Hinojosa, quien anunció su proyecto de impulsar, junto con su esposa Margarita Zavala, la creación de un nuevo partido político,

            Sin embargo, aunque no es la primera vez que se registra una escisión en las filas panistas el partido político más antiguo siempre se mantuvo firme, pero ahora la división es más sensible y se podría anticipar que de concretarse la nueva organización política, la militancia clasificada en la derecha mexicana no resultaría suficiente para respaldar a los dos partidos y perdería representatividad.

            Por último, en el caso del PRI su derrota resulto sensible y difícil, ya que además de la derrota en las urnas también enfrenta un gran descredito ante los procesos penales de varios de sus militantes como lo son los exgobernadores de Veracruz y Chihuahua, Javier y César Duarte, así como la baja popularidad que registra el presidente Enrique Peña Nieto.

            Si el PRI quiere resurgir deberá trabajar muy duro, en especial depurar su militancia, separar a quienes han utilizado al partido para su beneficio personal mediante actividades ilícitas, tener un verdadero acercamiento con la ciudadanía en general y con los diferentes sectores sociales en particular a fin de abanderar las causas populares y defenderlas ante las otras corrientes políticas.

            En fin, los partidos política que en realidad quieren trascender y tener representatividad, deberán reconocer y afrontar las nuevas condiciones, aprender a superar la adversidad para, en verdad comportarse como una oposición responsable y preparada para pelear para en el futuro aspirar a ser mayoría.

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