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Maullidos Urbanos: Utilidad de reuniones mañaneras

 

Gato de Barrio

gatodebarrio@yahoo.com.mx

Desde que Andrés Manuel López Obrador fue jefe de gobierno del entonces Distrito Federal, acostumbró además de su conferencia de prensa mañanera, reuniones diarias con el llamado gabinete de seguridad con el propósito de enfrentar y abatir las actividades delictivas con más o menos resultados regulares.

Ahora, como presidente de la república, repite las mismas estrategias de reuniones con el citado gabinete y sus conferencias mañaneras, pero las condiciones políticas y sociales resultan mucho muy diferentes a las existentes en los primeros años del presente siglo.

Si bien hace más de quince años con sus conferencias mañanera imponía la agenda política diaria, ahora debe responder a los hechos cotidianos a nivel nacional y, cuando no tiene una respuesta adecuada a las preguntas de los periodistas simplemente responde con la frase: “Tengo otros datos”.

Acerca de las reuniones con los responsables de la seguridad nacional acuden los secretarios de Gobernación, de Seguridad Ciudadana, de la Defensa Nacional y de la Marina Armada, entre otros, incluso las presumió como parte de su campaña de difusión para su primer informe de gobierno presidencial.

 Sin embargo, tras lo sucedido en Culiacán han surgido gran cantidad de dudas acerca de la utilidad de este tipo de reuniones ya que hasta el momento y tal como se había comprometido López Obrador, no se registran avances en el combate a la delincuencia, incluso se ha permitido que grupos sociales cometan acciones ilegales impunemente, como sucede por ejemplo con normalistas que secuestran autobuses, bloquean vías férreas, toman caseta de cobro o los pseudoanarquistas que vandalizan la ciudad bajo diferentes argumentos.

Por ello en el fallido operativo de Culiacán en lugar de aclarar a fondo los hechos, el presidente y sus colaboradores no han aclarado todo lo sucedido, en especial el hecho de que «el presidente desconocía su ejecución y se enteró hasta que ya estaba en desarrollo.» Entonces, ¿qué sucede en esas reuniones, qué se le informa a López Obrador, qué estrategias se definen y cómo proceden a aplicarlas? Esperamos pronto tener respuestas a estas interrogantes.

Por último, López Obrador ahora se enfrenta a los medios de comunicación simplemente por el hecho de cumplir con su labor de no limitarse a ser receptores de lo que quieran informar las autoridades, sino que se muestran inquisitivos para conocer más profundamente lo que sucede para hacerlo público. Sencillamente es otro error presidencial, y no tardamos en ver los resultados.

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