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MOVIMIENTO TELÚRICO CON EPICENTRO EN EL CONGRESO

César Camacho
CEN del PRI
Martes, 22 de abril de 2014

Estos días, el trabajo legislativo acelerará el proceso de transición democrática.

Gobierno de las voces múltiples, la democracia no es silencio sino permanente murmullo que por momentos llega a decibeles de escándalo, pero al final logra la armonía.

Es movimiento perpetuo, como el del oleaje, que retrocede para regresar con más fuerza y ganar terreno en la siguiente acometida. La democracia avanza cuando, a cada fluctuación, logra “arrastrar”, es decir, interesar, involucrar activamente a cada vez más personas, hasta que algún día “un ciudadano represente un voto”, como se define a un régimen de gran intensidad democrática.

La semana que corre, como lo han sido prácticamente todas desde hace casi un año y medio, será de marea alta, quizá de carácter telúrico con epicentro en las cámaras de diputados y senadores.

Estos días, el trabajo legislativo acelerará el proceso de transición democrática, haciéndolo entrar en una fase de mayor intensidad con previsibles muy buenos resultados tanto en el corto como en el largo plazos.

En lo inmediato, con la aprobación de la legislación secundaria con la que habremos de concretar algunas de las grandes reformas transformadoras, con la única, pero suficientemente importante premura que impone la urgencia de desatar el desarrollo nacional, los legisladores del PRI ya muestran la actitud pactista que han mantenido en la actual legislatura; tan dispuestos a considerar los buenos planteamientos de las otras fuerzas políticas para construir juntos, como decididos a hacer valer los argumentos propios y demostrar, una vez más, que poseen las más sólidas razones; con el ánimo de lograr la cohesión que les permita buscar el consenso, pero con la claridad de que en un régimen como el nuestro, la mayoría legislativa no sólo aporta la legalidad necesaria, sino la legitimidad que las decisiones colegiadas requieren.

En voz de sus coordinadores, los priistas declararon que están preparados para dar buenos resultados y ya trabajan asumiendo plenamente la función que la voluntad popular les asignó, tomando en sus manos la responsabilidad que la Ley prevé en nuestro Estado democrático y republicano: la de representar eficazmente, legislando.

En el largo plazo, la intensidad democrática de los próximos diez días, por momentos perturbadora como el ruido, e inquietante como toda disputa hecha en público, implicará un avance más en la solidificación de la cultura política y democrática, donde cada día es más claro a la mirada de un creciente número de personas, que lejos de darle inmovilidad, la separación de poderes dota al Estado de equilibrio, y que éste no impide, sino favorece el diálogo republicano fructífero y benéfico para las personas, cuando quienes legislan son demócratas.

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