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Diputados decepcionantes / Maullidos Urbanos

 

Gato de Barrio /

gatodebarrio@yahoo.com.mx

Los miembros de la actual Cámara de Diputados, donde la mayoría legislativa se integra con representantes de Morena y sus aliados –de los partidos Verde y del Trabajo–, han demostrado lo bajo que puede caer el debate parlamentario, ya que en lugar de exponer argumentos se cae en el insulto y las agresiones personales.

Si bien tanto los funcionarios federales y de varios estados, así como diputados y senadores afines a Morena pregonan protagonizar una histórica cuarta transformación –la primera fue la Independencia, la Reforma Juarista la segunda y la Revolución Mexicana la tercera–, y afirman ser totalmente diferentes a anteriores gobiernos y políticos, en realidad se comportan como nunca antes había sucedido.

En primer lugar, los diputados federales de Morena han dejado de ser independientes para comportarse como subordinados del Poder Ejecutivo, al grado de no aceptar cambiar ni una coma a las iniciativas presidenciales, aunque existan errores en su redacción o fallas en su interpretación, para así imponer su mayoría.

Así se vio en la aprobación de las iniciativas de los presupuestos de ingresos y egresos, donde a pesar de registrarse cantidades nunca antes vistas de observaciones, todas fueron rechazadas sin admitir ninguna modificación, algo que si mi memoria no falla, nunca sucedió cuando el PRI era el partido mayoritario.

Pero no es solo la soberbia de la mayoría y la operación de la “aplanadora morenista” lo que ha resaltado, debe agregarse la polarización de tendencias entre las diferentes fuerzas políticas, manifestándose no solo a través de gritos sino que ahora se expresan con insultos a nivel personal como si fueran peleas en pulquerías, sin ofender a esos negocios.

Considero que una parte de esta degradación del debate legislativo es precisamente por los diputados de Morena, quienes carecen de la sensibilidad y capacitación para desempeñar sus responsabilidades eficientemente, ignorando las necesidades de toda la sociedad a la cual protestaron servir “fiel y patrióticamente”.

Lo peor es que esa polarización trasciende a la población en general, la cual también ya forma bandos y, tristemente, no deberán tardar en registrarse confrontaciones sociales.

            Es necesario que los diputados reflexionen, cambien esas actitudes negativas y procuren mejor recurrir al debate de altura en lugar de las agresiones irreflexivas e inútiles que no dejan ningún resultado positivo, para demostrar que sí son eficientes servidores públicos.

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