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Tierra de misterio y arenas nómadas; de pieles, piedras y montañas color marrón Parte I / III

Julio 2023 /

Imágenes y texto: Alicia Romo

Water hole, Etosha National Park.
Hay episodios en la vida de los que recuerdas solo recortes que, de tan
intensos, se tatúan en tu mente para siempre. Aromas, sensaciones entre las
yemas de los dedos, pulsiones en el estómago, punzadas en el corazón, que
después se convierten en ideas, deseos o casi obsesiones de toda la vida. Aún
puedo revivir la escena en que los ojos de una niña de cuatro años se
asomaban con fascinación a las páginas que le parecían enormes -impresas a
todo color en papel couché- de la enciclopedia por fascículos: Monitor, de los
años sesentas con imágenes de rostros marrón oscuro, de cuellos estirados
por anillos de madera, imitando a los de las jirafas, que están más cerca del
cielo.
La niña de rizos amarillos buscaba y no encontraba explicaciones entre
las fotografías, sobre esas extrañas tierras de fieras salvajes y árboles extraños,
en que habitaban esos seres estilizados, pues todavía no podía descifrarlo
entre las palabras.

 

 

Foto: Alicia Romo

Tribu simba. Vía láctea.

Quiver tree forest.
Ese fue quizá el origen de su sueño por llenarse de experiencias en
paisajes tan poco explorados. Pero ¿cómo y dónde encontrarlos? ¿Cómo ir
más allá de las páginas sin alguien que la llevara?, si en su familia los hombres
podían ser los únicos capaces de hacer viajes y no tan alocados. Donde las
mujeres eran educadas para esperar, atender, escuchar. Sin embargo, imaginó
la posibilidad de casarse con alguien que no estuviera sometido a los yugos
del bien actuar, y si de paso fuera extranjero, mejor. Con esa idea se
regodeaba en secreto: Cuando sea señora, a los dieciocho, me voy a casar con
un italiano y me voy a ir de luna de miel a África. ¡En helicóptero!
La niña ya no lo fue y, a pesar de todos los esfuerzos de sus mayores no
terminó de aprender muy bien a esperar sentada, sino a pretender compartir
de pie, a correr o andar, y se casó a los veintidós con un mexicano que afirmaba
ser descendiente de un arcabucero francés, deseoso de correr aventuras.
Aunque -después de tres años- mostró que los viajes quería hacerlos por su
cuenta; las oportunidades y lucimientos deberían corresponderle a él. Entre
eso otras cosas graves, que no vienen al caso, una tarde de 1987 se despidió
del encierro y viajó desde Oaxaca a la ciudad de México en un tren de los que
todavía se resistían a la extinción. Subió los juguetes y la ropa su hijita, de
entonces dos años, e inició la ruda aventura de una madre divorciada. Su
sueño durmió. Casi desapareció. Solo llegó a filtrarse, de repente, entre los
resquicios de sus poemas y cuentos.
Más de 20 mil veces brilló la luna y se escondió después. Ella transcurrió
entre libros, micrófonos y estaciones de radio que transmitían sus relatos y voz;
su hija creció y voló, igual que los amores, hasta que otro nuevo encierro -el
de la enfermedad globalizada- la atrapó y le mostró por la fuerza, virtud de la
paciencia. Aprendió a viajar –entonces- entre la virtualidad, aunque nunca con
la misma emoción y conmoción de infancia; hasta que una mañana, un
mensaje saltó desde la pantalla de su teléfono celular y se le incrustó en el
cerebro. Viaje para fotógrafos, decía: ¡Detente! ¡Mira! ¡Es para ti!
¡Afortunado siglo XXI, en que una mujer –por decisión propia- puede
celebrar sus sesenta años de vida con un viaje a África!, aunque no sea en
helicóptero. Lo que es para ti, ahí va a estar, se dijo.
Letrero referente al Trópico de capricornio. Sur de Namibia
¡Qué lugar!, ¡qué lugar excepcional, exótico, tan poco conocido y
frecuentado por nosotros, los americanos y tan visitado por italianos,
portugueses, alemanes y españoles. Asombra que aún existan territorios libres
de ser meros trozos o copias de la Aldea global, carentes de personalidad
propia.
Namibia en África suroriental, es una nación de las más grandes y
jóvenes de ese continente, aunque con apenas 3.2 millones de habitantes,
quienes en una época también sufrieron las imposiciones del apartheid. Se
extiende a través de poco más de 800 mil kilómetros cuadrados (1.5 veces el
tamaño de Francia), es vecina de Angola, Botswana, Sudáfrica, Zambia,
Zimbabwe y comparte una larga frontera con el Océano Atlántico.
Un país de paradógica riqueza, pues conserva miles de portentos aun
después de haber sido invadido, dominado, saqueado, mestizado,
esclavizado o habitado por extranjeros: Desde 1486 por los portugueses;
después por alemanes, daneses, noruegos y por sudafricanos caucásicos,
hasta lo que podría llamarse el inicio de los movimientos independentistas en
que los guerreros de la tribu Obambu quemaron en 1906 el fuerte Namutoni
en la zona de Etosha, construido tres años antes por las Schutztruppe (tropas
de protección alemana). Esta acción sería reconocida más tarde (1957) por la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) y daría lugar al Día de los héroes
que se celebra cada 26 de agosto.


Leopardo namibiano

De 1884 a 1968 su nombre fue África del Sudoeste Alemana, ya que el
ejército de ese país permaneció ahí hasta fines del siglo XX. Aun cuando su
nombre cambió a Namibia, en 1970; permaneció como Protectorado de
Sudáfrica. Tuvieron que pasar muchos años y una larga lucha que duró de
1966 a 1989 para convertirse en la actual República, cuyo idioma oficial es el
inglés, aunque prácticamente todos sus habitantes sean bilingües o trilingües,
pues además del aafrican´s -extendido en todo el territorio- hablan distintas
lenguas, según su grupo cultural de origen.
En 1990 bajo el mandato de su primer presidente Sam Nujona (Samuel
Shafiishuna Daniel Nujoma), quien dirigió el movimiento SWAPO (South West
Africa People´s Organisation), finalmente se declara la independencia y en
1993 comienza la circulación su propia moneda, el dólar namibiano (N$) en
sustitución del rand de Sudáfrica. Nujoma es tan amado y respetado aún ahora,
que su imagen cuelga de los muros de sitios públicos y hasta de hoteles y
restaurantes. Sus habitantes sienten un gran orgullo por su patria y no pierden
oportunidad para expresarlo (abajo, derecha imita con su mano, la forma
geográfica del mapa de la República de Namibia).

Traje típico victoriano. Tribu Herero
La palabra Namibia en aafrican´s, irónicamente signifique: Lugar donde
no hay nada y todavía siga ofreciendo tanto al mundo como sus imponentes
fauna y flora; sus sales, diamantes (ya en cantidades mínimas (ver Parte II de
este reportaje)), piedras preciosas o semi preciosas, granates y codiciados
minerales como el uranio y el paladio (usado en tecnología móvil, fotografía,
joyería, entre otros muchos). Tal vez, sí. La primera impresión al tocar tierra en
el modesto aeropuerto internacional y viajar hasta su moderna capital, parezca
más que desierto, pues –para empezar- en el trayecto de aproximadamente 45
minutos que lo separan de Windohek (que ellos pronuncian Vinduk) solo se
ven enormes extensiones de sabana sin -prácticamente- ninguna construcción.
Si no fuera por la carretera, uno que otro vehículo, los largos cercos de
hectáreas de terreno o la huella de incendios provocados en ranchos de
órixes, cebras, ñus y ganados de otros cuadrúpedos que utilizan para
alimentarse, no se notaría la existencia humana.
Sorprenden sus paisajes contrastantes entre los rojos de sus dunas,
montañas y soles a medio morir, con los grises de la tierra y las rocas
deshidratadas; los castaños, marrones y ocres de la piel de su gente amigable
y extraordinaria; o por la variedad de dorados en los pelajes de antílopes,
jirafas, leopardos, leones, zorros o hienas que se mimetizan entre la grama y
los arbustos, árboles o formaciones rocosas filtrados a pinceladas, por la luz.
Por esto y mucho más, Namibia es sorprendente.

Finaliza Parte I, de III
Testimonios y agradecimientos: Godyeb Bermmer, Andries; guía en Walvis Bay. Hoebes, Annely,
antropóloga y guía en Dubting fountain, Damaraland. Griffits, Mornee, fotógrafo y guía; Peter
Miyouba, cantante, fotógrafo y conductor, Windohek Namibia.
Fuentes adicionales:
https://www.britannica.com

History


https://www.earthmagazine.org/article/skeleton-coast
https://www.namibia-accommodation.com/listing/cape-cross-seal-reserve
http://www.op.gov.na
https://world-nuclear.org/information-library/country-profiles/countries-g-n/namibia.asp

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