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POR POCO MATA A UNA MUJER UN "BAÑO DE HIERBAS"

  • La sacaron de un paro cardiaco en el Centro Médico ISSEMYM

Toluca, México, 1 de marzo de 2015.- Durante su embarazo, María Guadalupe Carillo Nava de 19 años de edad, tuvo dolor de cabeza, síntoma que consideró normal, el médico de la clínica privada donde se atendía nunca le advirtió sobre los riesgos de la preeclampsia.

Todo transcurría en aparente calma, hasta que el 8 de septiembre del 2014 a las 17:00 horas, mientras laboraba en las ventanillas de cobro del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios sintió una sensación extraña que le avecinaba el nacimiento de su bebé.

“Empecé a sentir como un líquido brotaba de mi interior. Por lo que una compañera se ofreció llevarme al Hospital Materno Infantil. Sin embargo, como nunca me preocupe por que me vieran en el ISSEMyM, no tenía un historial clínico”, narró con arrepentimiento.

Luego de varias horas de labor de parto y a la intervención oportuna de los médicos, María Guadalupe dio a luz sin ninguna complicación a una niña que pesó 3 kilos 800 gramos. Al día siguiente, ambas salieron del hospital.

Ya en su domicilio, informó a sus familiares que el dolor de cabeza continuaba, por lo que la abuela sugirió un baño de hierbas y una infusión para mitigar la cefalea.

El baño de hierbas que transformó su vida

            “Era sábado por la noche. Recuerdo que mis tías y hermanas me ayudaron a sentarme en una silla dentro de una tinta con hierbas y agua hirviendo, subí los pies de tal manera que sólo me diera el vapor en las piernas, me taparon con una cobija y bebí un té caliente. Estábamos muy contentas, platicando, cuando de repente comencé a sentirme mal, caí y empecé a convulsionarme”, describe con tristeza.

Tras permanecer en cama por 12 horas a consecuencia de las infusiones y el baño caliente que le provocaron una baja de presión arterial, María Guadalupe se convulsiona por segunda ocasión, por lo que sus familiares deciden llevarla al servicio de urgencias del Centro Médico ISSEMyM Toluca.

“La paciente ingresa con nosotros la madrugada del 14 de septiembre, venía inconsciente y en un estado crítico, su sangre casi no llegaba a los tejidos y las esperanzas de vida eran sólo del 10 por ciento, presentaba en las piernas quemaduras de segundo y tercer grado, que le provocó el agua hirviendo, seguramente al caer de la silla”, relata Clara Vanessa López Flores, médico intensivista de este hospital, quien aseguró que después de realizar todo los protocolos y analizar el caso deciden entubarla e ingresarla a la Unidad de Terapia Intensiva, donde médicos, especialistas y enfermeras no se retiraron ni un instante de la paciente.

“Generalmente hay doce pacientes en la sala pero cuando llega una persona en estado crítico y con pocas esperanzas de vida los 10 médicos de la unidad nos mantenemos al pendiente día y noche, no descansamos; cualquier segundo de distracción puede ser mortal para el paciente”, aseguró Clara Vanessa.

Sin embargo, a pesar de los cuidados y el esfuerzo médico, entrada la mañana del 15 de septiembre, el estado de salud de Guadalupe empeora y se presenta un paro cardiaco que la llevó al filo de la muerte.

“Su corazón dejó de latir 12 minutos. Fueron los 12 minutos más largos para el médico que le asistió quien durante este tiempo no dejó de brindarle reanimación cardiopulmonar”, informó la médico intensivista.

Gracias a los trabajos de reanimación humana y aparatos tecnológicos con el que cuenta la unidad de Terapia Intensiva del Centro Médico, la más completa del estado; su corazón comenzó a latir al minuto 12, pero debido al impacto del paro, su riñón y otros órganos dejaron de funcionar, por lo que fue necesario dializarla y conectarla a un respirador artificial.

“Cuando se registra un paro cardiaco los órganos dejan de funcionar, y en este caso provocaron en la paciente tres tipos de fallas: hepática, renal y respiratoria. Nos resultaba difícil decirle a la familia que la esperanza de vida de esta joven eran pocas, debido al cuadro que presentaba”,  precisó la médico intensivista.

Pasados los días, su estado de salud comenzó a recuperarse, sin embargo, una neumonía infecciosa se presenta, debido a la ventilación artificial, necesaria para tener a su organismo trabajando y evitar más complicaciones, por lo que nuevamente médicos y enfermeras tuvieron que redoblar esfuerzos para salvarle la vida y combatir la bacteria que entró a su cuerpo, lo que obligó a mantenerla dos semanas más en hospitalización y sedada, lo que desencadenó que perdiera fuerza muscular.

Después de realizarle todos los procedimientos médicos y suministrarle los medicamentos adecuados, el organismo de Lupita evolucionó favorablemente y su salud empezó a restablecerse; médicos y enfermeras se sentían muy satisfechos del trabajo realizado. Poco a poco, la joven comenzó a probar alimentos sólidos y realizó rehabilitación para recobrar el movimiento en su cuerpo.

Tras permanecer 34 días en Terapia Intensiva, siete al filo de la muerte y dos meses y medio hospitalizada, Lupita recuperó la salud sin daños secundarios.

“Desde que llegó presentaba fallas orgánicas y su pronóstico era malo, eso en varias ocasiones alteró su estado de salud, cuando sufrió el paro cardiaco la perdimos por unos minutos. Médicos y enfermeras luchamos para que reaccionara y al final lo logramos. María Guadalupe, fue muy afortunada, pocos pacientes logran salir adelante con cuadros como este. Ella tuvo dos puntos a su favor, su juventud y que el evento cardiaco se registró mientras estaba en el hospital, lo que nos permitió salvarle la vida, de lo contrario no estaría aquí”, cuenta con satisfacción la médico.

Por su parte, María Guadalupe menciona que durante su estancia en el hospital hubo momentos en los que pensó que no volvería a ver a su pequeña, a quien sólo tuvo en sus brazos cinco días, pero gracias a los doctores salvó la vida. A finales de noviembre del 2014 la paciente es dada de alta y por fin regresa a casa con su hija, a quien hasta ese momento pudo darle el nombre de Luz Michael.

A casi dos meses de abandonar el hospital y de reincorporarse a su vida laboral  su salud se restableció y aunque las quemaduras en las piernas no se borraron, ni tampoco la marca que dejó la traqueotomía, la servidora pública agradece a todo el personal de salud que le asistió.

“Gracias a Dios y a ellos hoy estoy de vuelta con mi bebé. Nunca pensé que un baño de hierbas pusiera en riesgo mi salud. Me arrepiento de no acudir a mis revisiones al ISSEMyM durante mi embarazo, por ellos estoy viva y dispuesta a seguir adelante”.

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