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“Corcholatas” perdedoras / Maullidos Urbanos

Gato de Barrio /

gatodebarrio@yahoo.com.mx /

El pasado jueves, en el acto del cierre de «precampaña» de Claudia Sheinbaum, de la entonces precandidata presidencial de Morena y los partidos Verde y del Trabajo, estuvieron presentes las otros tres “corcholatas”; es decir quienes también aspiraron a la nominación, pero finalmente perdieron ante quien desde el principio fue la favorita del inquilino de Palacio Nacional.

Ellos eran Ricardo Monreal Ávila, excoordinador de los senadores de Morenay expresidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara Alta: Marcelo Ebrard Casaubón, exsecretario de Relaciones Exteriores, también quien resolvía todo tipo de problemas al gobierno federal y eterno derrotado ante Andrés Manuel López Obrador; y Adán Augusto López Hernández, quien dejó la gubernatura de Tabasco para ser secretario de Gobernación y colocarse como supuesto “caballo negro” en la disputa por la nominación.

Si bien todos ellos se vieron obligados a renunciar a sus responsabilidades para participar en la muy anticipada pre-pre-campaña alentada por López Obrador, con lo cual debieron afrontar la pérdida de las prerrogativas tanto legales como extraoficiales que les otorgaban sus cargos, en particular la exposición en los medios informativos.

Sin embargo, en esa disputa perdieron más que los cargos en el gabinete, en particular Monreal y Ebrard, quienes se mostraron como políticos dispuestos a romper con los moldes y las reglas definidas desde la presidencia en busca del respaldo no solo de la militancia y simpatizantes morenistas, cuando se realizaran las encuestas que definirían al candidato presidencial, sino también a futuro de los electores.

Esa presunta disidencia les otorgó un tipo de aura de estar dispuestos a romper con López Obrador y buscar el apoyo de otro partido político de oposición, como sucedió con el excanciller mexicano quien coqueteó con la posibilidad de ser postulado por Movimiento Ciudadano, lo cual sería una severa fractura para la autollamada Cuarta Transformación.

Sin embargo, resultó más fuerte la presión presidencial y tras aceptar la nominación de la exjefa de gobierno capitalino, además de quedarse en el limbo político, prácticamente fueron marginados del nuevo reparto de posiciones y, en estos momentos, carecen de un proyecto personal para el futuro inmediato.

Además de quedarse sin cargos públicos ni con algún “premio” ni reconocimiento a su “lealtad”, perdieron la credibilidad de ser políticos críticos y confiables no solo para la militancia morenista, también para la ciudadanía en general.

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