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Alebrijes en cuadratines: MANIFESTACIONES POR TRABAJO

POR ADRIÁN CHAVARRÍA E.

 

Si bien las manifestaciones resultan ser cotidianas en las principales ciudades del país, especialmente en la ciudad de México, donde los propósitos pueden ser muy diversos, desde recordar alguna fecha social ‑10 de junio, o 2 de octubre, por ejemplo‑ la conmemoración de un evento específico –Día de la Mujer, del Medio Ambiente, la lucha por la igualdad de género, entre otros‑, hasta por la demanda de que se les permita trabajar a ciertos sectores.

De este último tipo se han registrado dos marchas especiales, donde sus participantes demandan se les permita trabaja, según unos de acuerdo a la ley mientras otros, que se adecue el marco legal que no les impida ejercer sus actividades.

Por partes. Por un lado trabajadores de centros nocturnos entre ellos meseros y meseras, cantineros, bailarinas, teiboleras y demás personal adscrito a estos lugares, demandan su reapertura ante la decisión de las autoridades de cerrar estos giros considerados como negros o rojos.

Su cierre se debe a que, argumentan, se generan una serie de delitos siendo uno de los más graves la trata de personas, a lo cual los y las manifestantes rechazan al argumentar que ellos trabajan por su voluntad y les gusta. Aseguran estar dispuestos a someterse a todas las inspecciones necesarias para demostrar que trabajan sin irregularidades.

No dudo de que existan personas a las que les guste este tipo de actividades, lo malo es que en realidad parte del crimen organizado utiliza estos centros para desarrollar sus actividades y es aquí el punto central ¿quiénes si trabajan en forma regular y quiénes en forma encubierta para negocios ilícitos, además de la trata de personas como el narcotráfico y la venta de bebidas adulteradas?

Este es un punto difícil de resolver, pero que será necesario atender tanto por las personas que laboralmente resultan afectadas como por aquellas que acostumbran acudir a estos sitios como una forma de desahogo individual y social.

El segundo caso es el de los circos, ya que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal prohibió la participación de animales en estos sitios, sin duda, de recreación familiar, pero se les olivo o ignoraron otras actividades donde se ejerce no digamos mayor crueldad, como sería las corridas de toros, donde el fin es que la persona ataviada con el llamado traje de luces, termina con la vida de su rival, las peleas de gallos, donde las personas apuestan por cual ave es mejor y acaba con su contrincante o, por último, la charrería donde de manera deportiva se desarrollan las practicas campiranas de tirar becerros, forzar a caballos a actividades violentas, entre otras.

Pregunto: ¿acaso los legisladores acudieron a los circos, ya sea grandes o pequeños para constatar el estado y cuidado de los animales? Lo dudo porque si bien hubieran encontrado algunas posibles irregularidades –que considero podrían ser subsanadas sin muchos problemas‑, conocerían de primera mano su estado físico y de salud.

Y es que los mismos dueños de circos deben ser los primeros preocupados por el bienestar de esos ejemplares adiestrados para realizar muy diversas actividades en las funciones circenses, donde muchos niños pueden conocerlos más de cerca que en los zoológicos, donde por cierto en muchas ocasiones se encuentran en mal estado.

Lo más adecuado en la ciudad de México es que el Jefe de Gobierno vete esa ley y no la promulgue hasta que se conozca a fondo cuál es esa realidad. Posteriormente, hacer los ajustes que garanticen el buen estado de los animales, mediante la existencia de veterinarios en los mismos circos, que se diseñen visitas de inspectores para verificar su correcto cuidado, que intervengan las procuradurías del medio ambiente tanto la federal como las estatales.

Eso sería más adecuado a que los legisladores, en especial los del Partido Verde, hagan leyes desde el escritorio y dejen esa imagen de defensores de la naturaleza que no les queda y aterricen en los problemas cotidianos.

Entonces lo más recomendable es hacer leyes más reales, que se apliquen a situaciones más concretas y con visión más ciudadana que política. De esta forma tanto trabajadores de centros nocturnos como de circos, podrán trabajar sin problemas y dentro del marco legal vigente. De lo contrario, por un lado, se prestará para actuar en el clandestinaje y, por el otro, terminar con una añeja tradición familiar y, repito, posiblemente la única oportunidad de muchos niños de conocer a especies animales de otros puntos del mundo.

 

Para comentarios ache57@yahoo.com.mx

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