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Maullidos Urbanos: Cambios de opinión

Gato de Barrio
Se ha dicho que en la política no es lo mismo ser borracho que cantinero, es decir que cuando se permanece en la oposición resulta común expresar críticas y proponer las alternativas que, a su modo de ver, resultan las mejores políticas y respuestas a las diferentes problemáticas políticas, económicas y sociales.
Por eso, cuando la oposición se convierte en gobierno debe analizar cuáles propuestas pueden ser aplicadas y bajo qué circunstancias y no intentar aplicar medidas sin considerar las posibles consecuencias. Por ejemplo, en la administración de Andrés Manuel López Obrador se han registrado ajustes a varios asuntos, probablemente para algunos menores, para otros delicados, pero para los implicados resultan fundamentales.
Un caso: inicialmente había anunciado política de puertas abiertas para los migrantes, lo que generó que miles de personas cruzarán nuestro país para llegar a Estados Unidos, pero por las amenazas arancelarias de Donald Trump se cambió el discurso y ahora se dispuso que quienes deseen pasar por nuestro país, “únicamente pueden hacerlo legalmente”.
Otra situación es que bajo el argumento de austeridad y combate a la corrupción, se determinó que los viajes al extranjero de todos los funcionarios deberían ser autorizados por el presidente, pero ante las inconformidades de investigadores y participantes en seminarios y conferencias, se modificó la medida para ser aplicada únicamente a mandos directivos.
Ahora se espera un nuevo cambio ya que en tan solo dos días López Obrador recibió al menos 400 solicitudes que de atenderlas personalmente, le quitaría tiempo para ver otros asuntos más prioritarios, por ello se espera trasladar esa decisión a los secretarios de estado.
Por eso resulta conveniente que en otros asuntos relevantes el gobierno debe analizar el ajuste en varias decisiones, aunque vayan en contra de sus postulados iniciales y de existir inconformidades sociales serían menores y se superarían rápidamente.
Entre ellos se encuentra el del aeropuerto de Santa Lucía, donde ya existen 147 juicios de amparo interpuestos por el colectivo #NoMásDerroches, que potencialmente pueden derivar en 147 suspensiones y por su complejidad, su resolución podría tomar de uno a tres años.
Por ello y ante la necesidad de contar con un aeropuerto capitalino eficiente, resultaría adecuado que López Obrador optara por cancelar el proyecto de Santa Lucía, que por los problemas legales podría no ser terminado en las fechas previstas y mejor reanudar las obras en Texcoco, con los ajustes presupuestales acordes a las políticas de austeridad.

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