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Maullidos Urbanos: Intolerancia presidencial

Gato de Barrio

gatodebarrio@yahoo.com.mx

De manera lenta pero constante diferentes sectores sociales, incluso algunos que le han sido afines, se han mostrado inconformes con el actuar y el decir del presidente Andrés Manuel López Obrador. Así, a los padres de familia afectados por la cancelación del programa de guarderías se han sumado policías federales, habitantes de Tecámac, hasta campesinos representados por legisladores federales de Morena.

            Varias de estas inconformidades no son gratuitas, sino promovidas por el mismo López Obrador quien mantiene un punto de vista binario, es decir que para él todo es blanco y negro, no existen tonos grises, que si no se está con él entonces se está en su contra.

            Así sucedió en una de sus conferencias donde se expresó negativamente en contra de cuatro medios informativos; el periódico mexicano Reforma, el británico Financial Times, la revista Proceso y el medio digital Sin Embargo‑, al acusarlos de obstaculizar la transformación de su gobierno y de no haber criticado la corrupción existente antes de asumir la presidencia.

            Argumentó: “estamos viviendo una etapa nueva, porque ahora sí hay más periodismo de investigación, porque pasó de noche el periodo neoliberal, todo el periodo de saqueo, de pillaje. Ahí están en falta los medios, con todo respeto, guardaron silencio cómplice”, y se remontó al Siglo XIX, cuando según él los periodistas tomaban partido.

            Para López Obrador el periodismo bueno es aquel que milita a su lado, busca una transformación, toma partido a su favor y, finalmente, le aplaude en su toma de decisiones; en cambio, la mala prensa es aquella que investiga, informa, analiza y señala, es decir la que resulta crítica a su administración.

            Debería tener presente varios puntos, entre ellos que desde el Excélsior de Julio Scherer se inició una transformación en los medios informativos, quienes han destapado diferentes situaciones críticas y negativas para las correspondientes autoridades; incluso, reconocer que se apoyó en muchas de esas informaciones para impulsar sus campañas proselitistas.

            También debe admitir que las condiciones económicas, políticas y sociales, nacionales y globales resultan ser mucho muy diferentes a las de la época juarista, por lo tanto no pueden ser comparadas. Todo esto debe ser considerado por López Obrador, valorarlo y rectificar en sus errores, de lo contrario se ganará la animadversión de un importante sector: el informativo.

            Además, ser más receptivo a las críticas y no molestarse a los señalamientos de que es objeto, porque eso sí lo va a distinguir negativamente de sus antecesores, quienes a pesar de lo que se dijo de ellos no llegaron al extremo de lo sucedido en el gobierno de la 4-T.

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