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En legítima defensa? ¿O a favor de quién?

 

BettinaFalcón Valerdi/

 

Almoloya de Juárez, Estado de México, 22 de agosto de 2021.- Un interesante debate se abrió en el Partido del Trabajo (PT), respecto a la equidad de género y a la inclusión de poblaciones minoritarias, a raíz de la sentencia del Tribunal Electoral del Estado de México (TEEM), donde sustituyó al ocupante de una curul por una mujer, para garantizar el equilibrio entre los géneros en la LXI Legislatura estatal.
Hasta ahí todo bien, pero cuando se analizan las partes finas del caso saltan varias dudas.
La diputada petista, Imelda López Montiel -quien sustituyó a su compañero de partido, Joel Cruz Canseco- tomó la decisión de defender la curul que le asignó el TEEM a través de un comunicado de prensa donde cuestiona severamente a la dirigencia petista: “como el cambio se realizó de un hombre por una mujer mazahua enfureció a la dirigencia estatal de mi partido incluyendo a las mujeres que integran la Dirección Estatal”.
La dirigencia del PT realizó una conferencia de prensa para anunciar que interpondría ante la sala de la V Circunscripción del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), un recurso por considerar que los criterios aplicados por el TEEM, en todos los casos modificados, no fueron apegados a derecho, porque las curules afectadas fueron las asignadas a las primeras minorías y no a las de la lista que registra cada partido.
También la dirigencia, en esa ocasión aseguró que el TEEM había actuado por consigna en contra de los partidos minoritarios de oposición, lo cual la diputada interpretó de la siguiente forma: “La Dirigencia Estatal de mi partido el PT realizo una conferencia de prensa en la cual asume de manera grave que «la designación de mi persona como Diputada Local es por una componenda
Sobre cuál es la verdad jurídica y qué posición ganará en el resolutivo que emita la sala de la V Circunscripción, solo los magistrados que la integran lo saben, pero aquí lo interesante del debate se finca en que en la LXI Legislatura estatal, un voto extra para cualquiera de los dos polos que se han conformado, será en todo momento con creces, bienvenido.
Sería muy lamentable que detrás de la defensa de el legítimo derecho que asiste a la diputada López Montiel, hubiera el interés de “sumarla tan solo como un dedo que se levante en la próxima Legislatura” a favor de una posición política diferente a la que la postuló a la diputación.
Esta respuesta se sabrá si la V Circunscripción la favorece y si en cuanto se instale la LXI Legislatura, ella migra a una bancada de oposición al bloque MORENA-PT-NAEM, porque lo que siempre acaba por esclarecer el interés oculto, es el costo beneficio que sale a la luz tarde o temprano.
La primera pregunta aquí es, ¿cómo defender a una mujer que en defensa de su legítimo derecho resulta ser abusada por intereses políticos mezquinos?
¿Y por qué se plantea este riesgo? Porque la diputada en lugar de optar por hacer un planteamiento político ante su dirigencia en defensa del derecho que le garantiza la ley, optó por un linchamiento mediático, con lenguaje que no le es propio manejar.
Efectivamente Imelda López Montiel es orgullosamente mazahua, condición que de entrada la pone en desventaja al interior del Poder Legislativo, donde en cumplimiento de una regla no escrita, los diputados en tribuna leen los documentos que con antelación les prepara el secretario de Asuntos Parlamentarios, Javier Domínguez.
Una situación similar caracterizó el paso por la LVII Legislatura de la recientemente fallecida primera diputada mazahua, Florentina Salamanca, quien no pudo exponer el contenido de la amplia agenda legislativa que pretendía impulsar, porque no se le permitió expresar sin guión,  las durísimas vivencias que la llevaban a buscar modificaciones a la ley, para beneficiar a los pueblos indígenas.
Seguramente también la diputada López Montiel se enfrenta a esta barrera que le impide ser ella misma, con todas las características propias de su etnia -incluyendo la dificultad para mantener lectura fluida- porque o lee el guión preestablecido con términos lingüísticos que le son ajenos, o no habla en tribuna.
Y aquí hay que hacer la reflexión más profunda, de qué sirve la paridad de género y la inclusión de las minorías en las Legislaturas, si al llegar a estos puestos quienes pertenecen a esas comunidades o se comportan de una forma que no los representa o simplemente se les ignora, se les hace a un lado y terminan de “levantadedos” para favorecer propuestas que muchas veces, hasta pueden ser contrarias a los intereses comunitarios.
En conclusión la paridad y la inclusión no se deberían circunscribir a números fríos, porque eso lo único que garantiza es una presencia pasiva en los espacios de poder, una reforma revolucionaria debería incluir la aceptación de distintas formas de expresión, de manera que independientemente del origen, todas las voces pudieran hacerse escuchar, porque los números fríos solo sirven para que los demagogos justifique haber echo su trabajo.

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