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AMLO, intolerante e inconforme / Maullidos Urbanos

 

Gato de Barrio /

gatodebarrio@yahoo.com.mx /

Tras la suspensión al plan “B” electoral otorgada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación el pasado viernes, a la demanda interpuesta por el Instituto Nacional Electoral, quedan suspendidos por tiempo indefinido todos sus efectos, es decir que el INE podrá seguir operando como lo ha hecho en los últimos años, decisión que molestó a Andrés Manuel López Obrador.

En su gira de supervisión del Tren Maya en Quintana Roo, el pasado sábado  el presidente expresó su malestar e inconformidad por esa decisión, donde calificó al ministro Javier Laynez, quien otorgó la suspensión, como parte integrante de la «mafia del poder».

Dijo tajantemente: «Es la misma mafia, son iguales que Ciro (Murayama), que Claudio X. González, que los conservadores que no quieren que haya democracia, porque ellos son partidarios de la oligarquía, porque ellos son partidarios de la oligarquía, no de la democracia».

Molesto afirmó que “los distinguidos miembros» del Poder Judicial y del INE están contra su reforma electoral porque «su único dios es el dinero». Señaló: «¿Saben qué es la oligarquía?, es el gobierno de los ricos, y la democracia es el gobierno del pueblo. Ellos no quieren el gobierno del pueblo, por eso no quieren la reforma electoral, eso es lo que está sucediendo».

Sucede que para López Obrador es un intolerante donde todo lo que propone es lo único bueno, la verdad absoluta, sin que nadie lo contradiga, Quienes piensan diferente, en desacuerdo con sus ideas, programas o acciones son todo lo malo, lo negativo, que de ninguna forma puede aceptarse porque, según él, va contra el que llama como su pueblo bueno.

Ahora su inconformidad la volverá a expresar al arremeter no solo en contra de la magistrada Norma Piña, magistrada presidenta de la SCJN, y de Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE, a quienes no baja de corruptos, al considerar que ellos solo buscan responder a “sus intereses económicos” en detrimento de las clases populares, sino también se enfilará a todos a quienes considera adversarios, pero da trato de enemigos.

A pesar de sus constantes acusaciones contra sus “adversarios”, López Obrador no ha presentado pruebas que las confirmen. En cambio no quiere admitir que entre funcionarios federales hay responsables de actos de corrupción, como son los recientes casos de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) o el del Instituto Nacional para Devolver al Pueblo lo robado.

Lo que sí sucederá es que se elevará la polarización social y, lo más lamentable, pueden registrarse hechos violetos de los seguidores más radicales del presidente, quien por supuesto se declarará ajeno, pero de ninguna forma será positivo para la sociedad mexicana.

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