Economía y finanzasFOTOPolítica

Alebrijes en Cuadratines / Meter dinero a malas empresas

  • Se pretende revitalizar el servicio ferroviario con el Tren Maya, aunque sea a costa de un salvaje ecocidio en la selva.

     

Adrián Chavarría Espinosa /

ache57@yahoo.com.mx /

En su proceso para terminar con el neoliberalismo –colocándolo como si fuera el mayor mal o pecado en México– el presidente Andrés Manuel López Obrador busca regresar a los años sesenta o setenta del siglo pasado, cuando el gobierno era propietario de gran cantidad de empresas, desde fábricas de bicicletas hasta equipos profesionales de futbol, pero en su gran mayoría eran deficitarias, es decir, requerían del subsidio federal para su subsistencia.

Aunque no resultara agradable para muchos con corazón nacionalista, por diversas razones, la gran parte de ellas de carácter económico, esas empresas conocidas como paraestatales –incluso llegó a existir una subsecretaría del ramo en lo que fue la Secretaría de Energía, Minas e Industria Paraestatal–, tuvieron que ser liquidadas o en el mejor de los casos ser vendidas a empresarios nacionales o extranjeros.

De esa forma se vendieron cadenas de televisión, ferrocarriles, bancos, entre los principales negocios que pasaron a la iniciativa privada, pero ahora con López Obrador se pretende revertir esa tendencia. Por ello, aunque resulta poco costeable se pretende revitalizar el servicio ferroviario con el Tren Maya, aunque sea a costa de un salvaje ecocidio en la selva maya.

También se compró la marca de Mexicana de Aviación para la nueva aerolínea propiedad del gobierno, aunque manejada por la Secretaría de la Defensa Nacional, la cual por lo que visto, gozará de condiciones comerciales preferentes lo cual irá en detrimento de las pocas aerolíneas comerciales nacionales que todavía operan.

Pero la empresa que ha sido ampliamente favorecida por el gobierno federal ha sido sin duda Petróleos Mexicanos (Pemex), a la cual además de que se le han invertido fuertes cantidades de recursos financieros, mantiene una gran deuda que aparentemente resultará difícil de poder ser cubierta.

Tampoco debe omitirse que a pesar de ser tendencia mundial ir reduciendo el uso de combustibles fósiles, principalmente derivados del petróleo, para recurrir a otros más ecológicos como son la energía solar o eólica, López Obrador ordenó la construcción de una nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco, la cual a pesar de haber sido ya inaugurada, no ha refinado ni una gota de gasolina y en su construcción ya se rebasó ampliamente su presupuesto inicial.

Pero veamos la situación financiera de Pemex: de acuerdo con sus más recientes resultados financieros, tan solo en el tercer trimestre del presente año perdió la nada despreciable cantidad de 79 mil 134 millones de pesos, con lo cual se incrementó su saldo negativo en 52%, al ser comparado con el resultado del mismo lapso en el año 2022, cuando la pérdida fue de 52 mil 33 millones de pesos.

Esta situación se presenta básicamente por la reducción en ingresos, ya que en el tercer trimestre de 2023, sus ventas totales disminuyeron 26.8% en comparación con el mismo lapso del año pasado, lo cual se explica por una baja de 27.5% en ventas nacionales y de 25.9% en exportación por menores precios del crudo y productos petrolíferos registrados a nivel mundial.

Asimismo, durante esta administración el presupuesto para la Secretaría de Energía (Sener), se ha elevado en 609%, donde la mayoría de esos recursos se han redireccionado a la construcción de la refinería de Dos Bocas y para apoyar a Pemex.

Si bien el plan original era ayudar a la empresa en los tres primeros tres años de gobierno, inyectando recursos y reduciendo su carga fiscal para alcanzar su estabilidad financiera y elevar la producción de hidrocarburos, para que en la segunda mitad del sexenio, con sus ganancias, pudiera contribuir en mayor medida en la economía del país.

Desafortunadamente, los estos apoyos no sólo no han cesado sino incluso han aumentado de forma importante, pues además del presupuesto para Pemex y los recursos adicionales aportados desde Sener, también recibe apoyos directos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Así, al cierre de julio de este año Pemex ha recibido más de mil 388 billones de pesos, de los cuales 755.7 mil millones han sido aportaciones directas, destinadas principalmente a pagar sus vencimientos crediticios.

Pese a todo lo anterior, en el proyecto de decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el ejercicio de 2024 se autoriza una ampliación al presupuesto de Pemex por 25 mil 442 millones de pesos como una compensación por la reducción aprobada como parte de la Ley de Ingresos, de 40% a 30% del pago que tiene que hacer la empresa al Estado de los Derechos de Utilidad Compartida (DUC).

Por último debe mencionarse que en el citado PEF se incluye entregar a Pemex 145 mil millones de pesos para pagar vencimientos de su deuda para el 2024. apoyo 75.3% superior al compararse con los 82.7 mil millones de pesos otorgados hasta julio de 2023, a fin de mantener el compromiso de Pemex de seguir con “una deuda moderada”.

Con todas las cifras aquí resumidas se ve que lamentablemente, aunque resultara ideal que el gobierno fuera propietario de negocios que generaran utilidades, las cuales fueran canalizadas en bienes y servicios para mejorar las condiciones de vida de los mexicanos, sucede todo lo contrario: somos quienes cumplimos con el pago de nuestros impuestos los que subsidiamos a empresas como Pemex, que resultan ser un innegable barril sin fondos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.